La creciente fuerza del mal

El tema del mal, entendido como prerogativa del ser humano, se analiza a travès de la tendencia a cometer actos criminales sobre la base de impulsos irrefrenables, no solamente en un ámbito en el cual el desarrollo psìquico resulta desviado por fenómenos desestructurantes pero tambièn, y sobre todo, en contextos en los cuales el ego malèvolo del hombre aumenta en manera proporcional al carácter de los crimines cometidos. La utilización de la locución "grossesco crimine" hace referencia al mal cual expresión de una violencia surgida de situaciones de intolerancia hacia las propias frustraciones que, unida a una total falta de empatìa o de sensibilidad respecto a los sentimientos ajenos, puede alimentar una pulsión natural que encuentra desahogo en el acting out de la acción criminal. Los intentos de las ciencias filosóficas aparecen claros en reconducir el tema del mal en el más amplio concepto de crisis de sentido, de entenderse como autentica crisis de la razón, comportando, por tanto, una concreta alteración de la capacidad de definir la realidad de modo crìtico y objetivo. La abstracción del mal en filosofìa, y de sus proyecciones en la sociedad, se concretiza en el mal del hombre: desde los delitos de instigación al suicidio en los cuales el mal se expresa a travès de aquellos comportamientos aptos para reforzar una intención autolesiva, a las conductas que señalan el preludio de un acto suicida o del cual representan un tentativo no cumplido y que son incluidas, en literatura, en el concepto de parasuicidio.